Dentro de nuestro patrimonio artístico sobresale el
retrato que Juan Rodríguez Juárez realizó del virrey duque de Linares, quien
gobernó la Nueva España de 1711 a 1716. Para hacer el retrato de un hombre de
su categoría se encomendó a uno de los mejores pinceles de la ciudad de México,
pues Rodríguez Juárez, además de ser respetado como pintor de temas religiosos,
destacó trabajando otros géneros conforme se advierte en la calidad de este
lienzo. La obra también posee relevancia por introducir rasgos que muestran la
transición entre fórmulas locales de representación y el nuevo estilo
afrancesado impuesto por Felipe V en la corte. ¿ El virrey está en el eje central
de la composición, de cuerpo entero y con la figura girada en tres cuartos. Si
bien en el virreinato existía la práctica de retratar virreyes, resultó
esencial que la imagen del duque de Linares reforzara la idea de su autoridad y
experiencia política. Por ello la leyenda biográfica, la vestimenta de
influencia francesa, el bastón de mando, la mesa, el reloj y el cortinaje con
el escudo de armas aluden a la dignidad y prestigio social del gobernante. ¿ Cuando
Rodríguez Juárez terminó el lienzo y éste se colocó en un lugar visible, la
obra cumplió con el objetivo de guardar memoria y exaltar al representante
real, además de inspirar la ejecución de otras versiones pictóricas. A la par,
resulta probable que el óleo se mostrara en la ceremonia fúnebre que en 1718
los carmelitas de San Sebastián hicieron al duque de Linares, ocasión en la que
serviría para honrarlo como benefactor de dicha orden. ¿ El retrato permaneció
cerca de 142 años en el convento de San Sebastián; tras la desocupación del
inmueble en 1860 pasó a formar parte de la Academia de San Carlos. En 1964 se
integró a la colección de la Pinacoteca Virreinal y 36 años más tarde se
trasladó al MUNAL.