Museo Nacional de Arte

La epifanía




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La epifanía

La epifanía

Artista: JOSÉ JUÁREZ   (1617 - ca. 1664)

Fecha: Siglo XVII
Técnica: Óleo sobre tela
Tipo de objeto: Pintura
Créditos: Museo Nacional de Arte, INBA Transferencia, 2000. ExPinacoteca Virreinal de San Diego.
Descripción
Imagen localizada en el catálogo de la exposición página 59, 194

Descripción:

"Como hemos visto, estas características se fueron mezclando a partir de diferentes aportaciones hasta conformarse en el germen de una modalidad que tiene algunas características comunes y, como consecuencia, en algunas obras José Juárez se acerca a Zurbarán.

Esto es muy claro en las dos obras de 1653, el San Alejo y los Santos Justo y Pastor, en las que funcionan algunos de estos elementos: la pantalla arquitectónica, la intensidad de luz y sombra, la monumentalidad de los personajes, que resultan incomunicados.

En la Adoración de los reyes de 1655, además de la dependencia de un grabado común -el mismo que usaran Velázquez y Juan del Castillo con toda la diferencia que puede haber entre ambos pintores- se ve la intención naturalista en el dibujo de pelo, barbas, arrugas en la piel, y el afán por lograr ricas texturas, además de la construcción piramidal. Pero no se puede dar de lado el tipo de la Virgen con un rostro ovalado y finas cejas dibujadas, que apenas se separa de la vieja tradición hispano-flamenca." p. 95

"De la mitad de la década dorada, en la que se siente a José Juárez cada vez más seguro de sí mismo, es la Adoración de los reyes de 1655.

Dos de los reyes magos que fueron a rendir homenaje al Niño comparten el primer plano de la composición con la Virgen María, quien sostiene a Jesús sobre su regazo. Hacia atrás, en diagonal hacia la derecha, aparece san José con un grupo y a la izquierda, Baltasar y otro grupo. Frente a las idealizadas caras de la Virgen y el Niño, todas las demás figuras, incluyendo la de san José, son de un vigor extraordinario: expresivas, de rasgos definidos y fuertes individualidades

Los colores que utilizó Juárez para la vestimenta de la Virgen son los tradicionales, así como en la de san José, perdido en las sombras. A los reyes magos, le importó más destacarlos por la suntuosidad de los atuendos y la textura de las telas, deja de lado los colores saturados (como el rojo y azul de la Virgen), para emplearlos solamente como sombras en cada caso, y para resaltar los efectos del claroscuro utiliza blanco y dorado para Melchor; verde y morado para Gaspar; amarillo, rojo y verde para Baltasar.

Los tres reyes magos están vestidos de una manera lujosa, las telas de sus trajes están bordadas con pedrería, hilos de oro y plata y llevan broches y adornos con piedras preciosas. De este modo, se contrasta aún más la sencillez con que se representa a la Sagrada Familia, que e encuentra además ubicada frente a una humilde choza con techo de paja…

El dibujo es preciso y de líneas cerradas. El juego de luz contribuye a realzar el valor de la línea en el perfil y el juego de figura-fondo. Las líneas internas en algunos casos son cortas o medianas y superficiales (como en el manto de la Virgen) y en otros son largas, rectas y profundas (como en los mantos de los reyes del primer plano). En Juárez este uso se relaciona siempre con las texturas: las líneas largas y profundas del manto de Melchor remiten inmediatamente al pesado damasco cubierto de hilos de oro, mientras que los pliegues y curvas tanto del vestido como del manto de María, invitan a ver un maleable y sencillo algodón.

Las fuentes de luz son diversas: una se ubica fuera del cuadro, en el lado superior izquierdo, y funciona como fuente principal, produciendo las sombras más significativas de la pintura; mientras que, por detrás, la luz del paisaje genera un fuerte triángulo de claridad, que compensa visualmente el abigarrado primer plano. El intenso claroscuro provoca resultados visuales muy efectivos, tanto en el Niño como en la cara de Melchor y las figuras de los otros dos reyes: Baltasar es un perfil que se recorta contra el fondo, Gaspar un rey orgulloso que, desde su gallardía, mira directamente al espectador. Hacia atrás, la luz se hace más pareja y las figuras completas se recortan contra el fondo. En cambio, en el primer plano hay un modelado que consigue un gran acento expresivo." p. 195-196