Imagen localizada en el catálogo de la exposición página 84
Imagen localizada en el catálogo de la exposición página 122
Descripción:
"Arrinconada en un zaguán, envuelta en un rebozo raído, con el rostro deformado por el hambre, asediada por tres pequeños niños, que abrevan de ella y la dejan exhausta, Madre proletaria es una de las obras más patéticas de este período de la obra de Siqueiros, y como tal, ha pasado a formar parte del repertorio iconográfico mexicano, como representación de la extrema miseria de un pueblo exangüe, víctima de la explotación (tema y título al que recurrió en una acuarela de 1934). La obra, sin embargo, resulta aún más rica si consideramos las inversiones implícitas en la imagen y en su título.
Se trata, de hecho, de una Madona un tema familiar para Siqueiros, recurrente en la escultura mexicana de los años treinta (Luis Ortíz Monasterio, Oliverio Martínez de Hoyos, etc.) y un remanente de una educación católica y, sobre todo, mariana (Siqueiros estudió la primaria en el Colegio Franco-Inglés de la ciudad de México, de padres maristas). La primera obra conocida de Siqueiros es, de hecho, una copia de La Virgen de la silla de Rafael, realizada en su adolescencia. Maternidad, Madre campesina, Mujer y niño de 1930-1931, Niña madre más tarde, recogen la iconografía mariana, insertándola en los conflictos del mundo moderno y dotándola de una nueva espiritualidad. Pero Madre proletaria va más allá: en este caso, la madre no es sólo protectora del niño, son su víctima. Los tres niños, desnudos, inocentes, la acosan de manera trágica. Siqueiros lleva el concepto de la abnegación maternal a sus últimas consecuencias: la madre es, aquí, una trabajadora. Nada indica que los tres niños son sus propios hijos, y podría en ese caso tratarse de una nodriza, de una "obrera" de la maternidad. Cabe mencionar al respecto que el propio Siqueiros y sus dos hermanos, Luz y Jesús, fueron creados por su abuela paterna, Doña Eusebita, la "mamá grande", "de una dulzura infinita" según recuerda Siqueiros en sus memorias.
Significar al proletario como figura femenina y, además, agobiada en vez de triunfal, representa una operación conceptual que linda con la blasfemia desde el punto de vista de una ortodoxia ideológica e iconográfica. Madre proletaria es, en ese sentido, una de las obras características de la manera en que Siqueiros fusiona conceptos e imágenes tradicionales, mezclando géneros…" (Oles, 1996, p. 121)
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Descripción:
"Arrinconada en un zaguán, envuelta en un rebozo raído, con el rostro deformado por el hambre, asediada por tres pequeños niños, que abrevan de ella y la dejan exhausta, Madre proletaria es una de las obras más patéticas de este período de la obra de Siqueiros, y como tal, ha pasado a formar parte del repertorio iconográfico mexicano, como representación de la extrema miseria de un pueblo exangüe, víctima de la explotación (tema y título al que recurrió en una acuarela de 1934). La obra, sin embargo, resulta aún más rica si consideramos las inversiones implícitas en la imagen y en su título.
Se trata, de hecho, de una Madona un tema familiar para Siqueiros, recurrente en la escultura mexicana de los años treinta (Luis Ortíz Monasterio, Oliverio Martínez de Hoyos, etc.) y un remanente de una educación católica y, sobre todo, mariana (Siqueiros estudió la primaria en el Colegio Franco-Inglés de la ciudad de México, de padres maristas). La primera obra conocida de Siqueiros es, de hecho, una copia de La Virgen de la silla de Rafael, realizada en su adolescencia. Maternidad, Madre campesina, Mujer y niño de 1930-1931, Niña madre más tarde, recogen la iconografía mariana, insertándola en los conflictos del mundo moderno y dotándola de una nueva espiritualidad. Pero Madre proletaria va más allá: en este caso, la madre no es sólo protectora del niño, son su víctima. Los tres niños, desnudos, inocentes, la acosan de manera trágica. Siqueiros lleva el concepto de la abnegación maternal a sus últimas consecuencias: la madre es, aquí, una trabajadora. Nada indica que los tres niños son sus propios hijos, y podría en ese caso tratarse de una nodriza, de una "obrera" de la maternidad. Cabe mencionar al respecto que el propio Siqueiros y sus dos hermanos, Luz y Jesús, fueron creados por su abuela paterna, Doña Eusebita, la "mamá grande", "de una dulzura infinita" según recuerda Siqueiros en sus memorias.
Significar al proletario como figura femenina y, además, agobiada en vez de triunfal, representa una operación conceptual que linda con la blasfemia desde el punto de vista de una ortodoxia ideológica e iconográfica. Madre proletaria es, en ese sentido, una de las obras características de la manera en que Siqueiros fusiona conceptos e imágenes tradicionales, mezclando géneros…" (Oles, 1996, p. 121)