Una de las grandes preocupaciones de todo buen
cristiano desde la Edad Media era la salvación de su alma, que podía perderse
aun si se había llevado una vida ejemplar durante la muerte y la agonía, cuando
el demonio y sus emisarios tentaban insistentemente al moribundo. ¿ A partir de
esa idea la Iglesia creó el concepto del bien morir; o sea, una conducta que
salvará la propia alma al resistir las tentaciones de Satanás. Para ello era
menester preparar a los fieles fortaleciendo su fe y advirtiéndoles sobre las
tentaciones con las que el demonio los atraería. De tal manera, se escribieron catecismos
y manuales y se crearon órdenes religiosas, como la de San Camilo, dedicadas a
ayudar a los agonizantes. ¿ En esta obra aparece un moribundo tendido en su
cama, cuyo rostro refleja sus agudos dolores. Junto a él, un sacerdote lo
auxilia para bien morir: escucha su última confesión para purificar su alma, lo
que le permitirá salvarse, y le da consejos para soportar las tentaciones que los
demonios que rodean su cama le ponen, como: renegar de Dios por el sufrimiento
que padece, o apegarse a sus bienes o amores terrenales, entre otras. ¿ En el
primer plano, tres sacerdotes ofrecen sus oraciones por la salvación del
desahuciado como parte del ritual de buena muerte, que junto con la visión le Cristo
a los pies de la cama hacen huir a los demonios pues fortalecen el alma del
enfermo. ¿ En la cabecera del moribundo, un ángel permanece en guardia presto a
recibir su alma y llevarla al cielo a salvo de los demonios, siempre y cuando
haya superado todas las tentaciones; lo que en este caso parece ser así, ya que
un angelillo desciende con una corona de rosas para premiarlo. Esta obra
ingresó al MUNAL como acervo constitutivo en 1982.