Museo Nacional de Arte

Inmaculada




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Inmaculada

Inmaculada

Artista: ISIDRO CARNICERO   (1736 - 1804)

Fecha: s/f
Técnica: Yeso
Tipo de objeto: Escultura
Créditos: Museo Nacional de Arte, INBA Acervo Constitutivo, 1982
Descripción

Descripción

La Inmaculada se encuentra con las manos recogidas sobre el pecho, posada sobre la esfera terrestre, la que está circundada por un banco de nubes, y hollando, con su sandalia, el cuerpo ondulante de una serpiente, que repta entre el globo y una luna menguante con los cuernos invertidos. Dos angelitos están prendidos del manto trasero y el velo, pendiente de su cabellera, se anuda junto con el manto sobre el pecho. Por el gesto de sus manos, que hace las veces de un broche, procura sujetar "el vuelo de paños", agitados por el viento e hinchados caprichosamente hacia el costado derecho. Un plinto con moldura y un soporte columnario, estriado y trunco, hacen las veces de peana.

Comentario

En el lote de figuras en yeso que don Manuel Tolsá embarcó consigo rumbo a la Nueva España en 1790, estaba enlistada "La de la Concepción" con el número 50. La elección de esta pieza obedecía a la particularidad de los programas que el nuevo profesor de escultura traía en mente ejecutar, pero también a las solicitudes que había hecho el director Jerónimo Antonio Gil para obtener una colección de vaciados tomados de la gliptoteca de la Academia de San Fernando de Madrid, en la que él mismo se había educado. Esta escayola era un buen modelo para ilustrar a los alumnos en el aprendizaje de lo que entonces se llamaba "vuelo de paños". Mediante el tratamiento de los pliegues, que también permitía transparentar los contornos del cuerpo, el escultor lograba los valores expresivos más buscados en este género, como eran sugerir: movimiento, volumen, verosimilitud y ligereza. No se olvide, además, que la peana clasicista que también se ve en otras copias académicas presenta a la imagen más como modelo escolar que como pieza de culto.

  Hoy se sabe con toda certeza que es copia de una obra del escultor español Isidro Carnicero, cuyo original aún se conserva en la Academia de San Fernando de Madrid, y quien llegó a ser director en el ramo de escultura entre 1786 y 1798 y más tarde pasó a ser director general de la escuela. El prestigio que gozaba en ese momento este artista-funcionario también pudo haber influido para que Tolsá o el "vaciador" comisionado, José Panucci, seleccionaran la pieza u obtuvieran con facilidad la reproducción. No por casualidad, don Jerónimo Antonio Gil había solicitado en 1782 los servicios docentes del mismo Carnicero como director de escultura para la Academia novohispana.

  La significación de este modelo de copia fue mayor ya que los estudiosos del escultor valenciano le atribuyen ser el motivo inspirador de cuatro piezas tolsasianas, algunas de las cuales aún gozan de mucho prestigio y devoción en México: el vaciado en bronce del tabernáculo poblano, la talla del Seminario Palafoxiano, la talla del templo de la Profesa y la talla de la capilla del Seminario Conciliar.3 También se ha señalado, por otra parte, que Tolsá conocía la obra de su paisano Ignacio Vergara Gimeno, director de San Carlos de Valencia, sobre todo la Inmaculada para la catedral de Cádiz. Ambas, finalmente, se encuadran estilísticamente en la tradición barroca italiana, especialmente con las escuelas de talla genovesa y romana. Hay que anotar al respecto que Carnicero había estado en 1747 en Roma como alumno pensionado ejecutando prácticas y copias.

  El asunto iconográfico es también producto de la ideología política de su tiempo. El rey Carlos III dio un gran apoyo a la causa pro declaratio de esta advocación contrarreformista, tan polémica como popular, al promulgar el juramento a la Purísima Concepción como patrona de todos sus dominios en 1761. El inmaculismo era una bandera específica de la religiosidad española que tuvo por entonces una renovada significación regalista: la institución de la Orden de Carlos III como parte de su proyecto reformista y modernizador, y cuya condecoración tomó para sí a la Virgen Inmaculada y sus mismos colores en 1771. A partir de entonces se promovió en toda la península una rica iconografía alegórica, uniendo la imagen mariana con la del rey. Nada menos que en el centro de la capilla del Palacio Real, el rey había hecho pintar a Tiépolo su Inmaculada en los cielos, y en el gran retrato carolino de Mariano Salvador Maella, que se recibió en la Academia mexicana para hacer patente el protectorado real, el rey está revestido como "Jefe Gran Maestre de la Orden", con su gran cruz y el collar concepcionista pendiente del Toisón de Oro. La misma insignia aparecía también en la papelería de la escuela (diploma, escudos) y en este contexto, lo mismo que las efigies reales distribuidas en el salón de actos, es posible que esta imagen tuviese igualmente una presencia de carácter institucional (compartiendo la titularidad del nombre de San Carlos) para la misma.

  El Marqués de Vivanco solicitó a Tolsá la hechura de cuatro copias con base en este modelo y, por esta y otras circunstancias, durante mucho tiempo se creyó que esta escayola era también de la autoría del mismo director de escultura de la Nueva España. La atribución a Carnicero le viene no sólo de su analogía estilística sino también de una vieja referencia consignada en un inventario-avalúo de 1867 que enlista una Purísima con el número 300 como "original de Carnicu" [sic]. Manuel Revilla, en su catálogo manuscrito de 1905, la había dado como obra de un tal "Carnissier" [sic] con el número 139 y añadía: "De la escuela de Bernini. Obra traída a México por don Manuel Tolsá y en la que se inspiró para la Concepción del Tabernáculo de la Catedral de Puebla." Así, con sobrado fundamento, Salvador Moreno y Eloísa Uribe sospecharon que podía tratarse de una obra del mismo director de la Academia madrileña. Finalmente, la publicación del catálogo ya citado de 1986 sobre las colecciones de escultura de la Academia de San Fernando de Madrid vino a despejar toda duda al dar a conocer con el número E-21 una pieza en barro cocido de Isidro Carnicero del todo idéntica a la que conserva el Museo Nacional de Arte. Procede del Museo de San Carlos y forma parte del acervo constitutivo desde 1982.