Museo Nacional de Arte

Aprés l´orgie (Después de la orgía)




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Aprés l´orgie (Después de la orgía)

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Aprés l´orgie (Después de la orgía)

Artista: FIDENCIO LUCANO NAVA   (1869 - 1938)

Fecha: 1910
Técnica: Mármol de Carrara
Tipo de objeto: Escultura
Créditos: Museo Nacional de Arte, INBA Donación Fidencio Nava Saavedra- FONCA, 1990-1995
Descripción

GUÍA MUSEO NACIONAL DE ARTE Página 185 Roxana Velásquez Martínez del Campo

Al igual que muchos de sus colegas, Nava obtuvo una beca para estudiar en París, de 1897 a 1910. Participó en la exposición de los alumnos de la ENBA en el Centenario de la Independencia, acontecimiento significativo porque hizo evidente la compatibilidad de la pintura con la escultura, como registro de una misma sensibilidad. Perteneció al grupo de artistas que el gobierno de Porfirio Díaz acogió como corriente oficial para difundir internacionalmente la imagen de un país dirigido a la modernidad en la llamada Belle Époque. Dentro de la tendencia iniciada por escultores como Enrique Guerra unos años antes, el erotismo de esta pieza captura la atmósfera decadentista de fin de siglo al utilizar el cuerpo femenino como metáfora del deseo que conduce a la perdición. Este tipo de esculturas se convirtieron en refugio de las pasiones consideradas tabú en una época moralista que sólo aceptaba el desnudo justificado a partir de la simbología artística. El cuerpo de esta mujer, que envuelve un misterio fascinante por su belleza, encarna la idea de la mujer fatal. En la tradición iconográfica, la llamada femme fatale se asocia con personajes bíblicos como Salomé y Judith o mitológicos como Helena de Troya y Circe; sin embargo, el autor la libera de tiempo y espacio para otorgarle una mera condición femenina sin mayor especificidad. El marcado contraste entre superficies lisas y ásperas muestra las calidades táctiles y expresivas del mármol. La técnica de extracción empleada, consistente en la eliminación del exceso de material con martillos, cinceles y escalpelos, es característica del proceso empleado por Miguel Ángel (1475-1564) para ejecutar sus figuras prisioneras que sólo logran liberarse parcialmente de la roca. Asimismo, resulta evidente la tendencia creada por Auguste Rodin (1840-1917), al extraer su anatomía de la piedra y enfatizar, de este modo, la sensación de estar inconclusa. La pieza ingresó al MUNAL como donación de Fidencio Nava Saavedra en 1990.

Descripción

GUÍA MUSEO NACIONAL DE ARTE Página 185 Roxana Velásquez Martínez del Campo

Al igual que muchos de sus colegas, Nava obtuvo una beca para estudiar en París, de 1897 a 1910. Participó en la exposición de los alumnos de la ENBA en el Centenario de la Independencia, acontecimiento significativo porque hizo evidente la compatibilidad de la pintura con la escultura, como registro de una misma sensibilidad. Perteneció al grupo de artistas que el gobierno de Porfirio Díaz acogió como corriente oficial para difundir internacionalmente la imagen de un país dirigido a la modernidad en la llamada Belle Époque. Dentro de la tendencia iniciada por escultores como Enrique Guerra unos años antes, el erotismo de esta pieza captura la atmósfera decadentista de fin de siglo al utilizar el cuerpo femenino como metáfora del deseo que conduce a la perdición. Este tipo de esculturas se convirtieron en refugio de las pasiones consideradas tabú en una época moralista que sólo aceptaba el desnudo justificado a partir de la simbología artística. El cuerpo de esta mujer, que envuelve un misterio fascinante por su belleza, encarna la idea de la mujer fatal. En la tradición iconográfica, la llamada femme fatale se asocia con personajes bíblicos como Salomé y Judith o mitológicos como Helena de Troya y Circe; sin embargo, el autor la libera de tiempo y espacio para otorgarle una mera condición femenina sin mayor especificidad. El marcado contraste entre superficies lisas y ásperas muestra las calidades táctiles y expresivas del mármol. La técnica de extracción empleada, consistente en la eliminación del exceso de material con martillos, cinceles y escalpelos, es característica del proceso empleado por Miguel Ángel (1475-1564) para ejecutar sus figuras prisioneras que sólo logran liberarse parcialmente de la roca. Asimismo, resulta evidente la tendencia creada por Auguste Rodin (1840-1917), al extraer su anatomía de la piedra y enfatizar, de este modo, la sensación de estar inconclusa. La pieza ingresó al MUNAL como donación de Fidencio Nava Saavedra en 1990.