Museo Nacional de Arte

Ahuehuetes




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Ahuehuetes

Ahuehuetes

Artista: LUIS COTO   (1830 - 1891)

Técnica: Óleo sobre tela
Tipo de objeto: Pintura
Créditos: Museo Nacional de Arte, INBA
Descripción

A la sombra de un par de ahuehuetes cercanos al bosque de Chapultepec, que ocupan la mitad izquierda de la composición, un par de peones sentados en el suelo se disponen a tomar el almuerzo que, en una canasta, les ofrece una muchachita de falda roja y rebozo azul. A la derecha de ellos, un poco más atrás, una mujer se inclina para llenar una jarra con el agua que por allí corre formando un arroyo. Un gran árbol caído, con las raíces al aire y una rama desgajada, cierra el primer término por la derecha; al lado de este árbol se aleja una mujer cargada de leña, seguida por una niña. Más allá, en un terreno más bajo, se extiende un campo de labranza poblado por algunas figuritas, a saber: un campesino guiando una yunta de bueyes a la izquierda y dos muchachos corriendo en dirección contraria a la derecha, uno de ellos montado en un burro; todavía más atrás, varias cabezas de ganado pacen por el campo. La composición queda cerrada por las instalaciones del Molino del Rey, circundadas por una larga tapia. A la derecha se alza el antiguo molino de pólvora, o del Rey, un edificio de blancas paredes y techo rojo a dos aguas; a la izquierda, y semioculto por los ahuehuetes, un edificio mucho mayor, de varios pisos horadados por filas regulares de ventanas, construido de rojo tezontle y provisto también con un techo a dos aguas: era un molino de trigo. Entre uno y otro edificios se prolonga al sesgo la arquería de un acueducto, cortada del lado izquierdo. Más atrás se ven las crestas de una cordillera. Densos cúmulos blancos cubren el vasto cielo.

 

Catálogo comentado del acervo del Museo Nacional de Arte. Pintura. Siglo XIX Tomo I. México, 2009. Pp.35-39. Fausto Ramírez.

En 1883, José María Roa Bárcena describió los edificios del Molino del Rey, tal como se encontraban en 1847, de la siguiente manera:

  Los edificios de Molino del Rey forman dos secciones ligadas por medio de un acueducto, y consistentes la una en el molino de trigo del Salvador, que es el más elevado e inclinado hacia el sur, y la otra en el antiguo molino de pólvora o del Rey, local ya por entonces [1847] destinado a la fundición de artillería. Son espaciosos y de muy sólida construcción de tezontle estos edificios, y del lado que ve a Tacubaya están algo protegidos por las lomas.1

Esta descripción permite la identificación de los dos molinos representados, si se tiene en cuenta además que, por estar la vista tomada desde Chapultepec, el sur cae a la izquierda de la tela.

  En la decimoprimera exposición de la Academia de San Carlos (1858), Luis Coto presentó "dos paisajes del bosque de Chapultepec". Uno de ellos se titulaba Bosque del colegio militar de Chapultepec y la entrada correspondiente del catálogo lo describe como sigue:

Forman el primer término un grupo de ahuehuetes y algunos matorrales; en el centro hay varias figuras en diferentes direcciones, llevando unas, leña para el colegio otras recogiendo heno; el fondo queda cerrado por grupos de árboles, el acueducto que conduce las aguas a México.2

  El otro era la Vista de Molino del Rey... aquí descrita.3 Las dos composiciones compartían algunos elementos comunes, por ejemplo, su adscripción al "género Bosques" (según la clasificación de Landesio) la presencia de ahuehuetes acueductos, así como de figuras cargadas con leña formando parte del "episodio".4 Una afinidad más sutil problemática es que ambas eludieron por principio las connotaciones heroicas que aquellos sitios evocaban: Chapultepec, por la defensa que de la fortaleza colegio hicieron, el 13 de septiembre de 1847, los cadetes que allí estudiaban en tiempos de la guerra contra la intervención norteamericana; Molino del Rey, por haber sido teatro de una de las más sangrientas acciones militares de aquella misma guerra, librada poco antes que el asedio a Chapultepec, el día 8 de septiembre.

  Bien es verdad que Coto pintó estas telas once años después. Pero la memoria de aquellas acciones heroicas estaba fresca: en febrero de 1856, el presidente Ignacio Comonfort decretó la construcción de un monumento conmemorativo de los militares caídos en Molino del Rey (al igual que otro, de diseño semejante, frente al convento de Churubusco, donde se libró otra batalla memorable contra las tropas invasoras, el 20 de agosto de 1847).

El monumento de Molino del Rey fue erigido con celeridad: el 22 de agosto se colocó la primera piedra y el 8 de septiembre fue inaugurado en una solemne ceremonia, ampliamente cubierta por la prensa capitalina.Sin embargo, no aparece representado en la pintura de Coto en virtud de que el joven artista se colocó en la parte opuesta a la explanada punteada de magueyales en donde el monumento fue erigido.

  La serena impresión pastoral que el cuadro transmite niega la memoria explícita de la guerra. Cabría la duda de si el árbol caído y el acueducto en ruinas (al parecer, una licencia que se permitió el pintor, pues no hay evidencia gráfica ni escrita de que la arquería haya sido destruida en la batalla)6 tuvieran por objeto suscitar evocaciones de los desastres bélicos; con todo, se antoja más lógico explicarlos como una referencia al paisaje clasicista de tradición arcádica o pastoral, trasvasado al ámbito del valle de México por obra y gracia del magisterio landesiano. En medio del tumulto de una nueva guerra, ahora civil pero igualmente sangrienta, la de Reforma, que habría de durar tres años (18 - 1861), esta pintura omite toda alusión inquietante y se instala en una placidez intemporal y en la certeza de que la vida resurge conforme a un ciclo sin fin.

  También acusa la influencia de Landesio el marcado claroscuro que preside las relaciones espaciales, con un primer término muy cargado de sombras y los subsecuentes francamente iluminados. Como era lo habitual, el episodio se localiza en el plano de ingreso, en la zona de penumbra; de esta manera, si bien se impone por su cercanía y por su carácter narrativo, no retiene en exceso la mirada del espectador que puede así explayarse en la amplitud del paisaje. Además, los linderos de las áreas sombreadas determinan por lo regular empujes diagonales que, combinados con otros elementos constitutivos del paisaje (en este caso, por ejemplo, las líneas del árbol caído y la fuga de la cerca del molino y del acueducto hacia el fondo de la composición), contribuyen a guiar el recorrido visual a través del espacio pictórico.

  Este par de cuadros, "tomados del natural", le merecieron a Coto el segundo premio en la clase de paisaje y perspectiva.7 En enero de 1859, la Vista de Molino del Rey pasó a formar parte de la galería de la Academia, en virtud de habérsele adjudicado en la rifa de la exposición;8 el Bosque del Colegio Militar en Chapultepec fue adquirido, como obra premiada, en esa misma fecha.9 Fueron remitidos, ambos, a la Exposición Universal de Nueva Orléans en 1884.10

Se integraron al Museo Nacional de Arte como parte de su acervo constitutivo.

 [Fausto Ramírez]

NOTAS

1 José María Roa Barcena, Recuerdos de la invasión norteamericana (1846-1848), tomos, México, Porrúa, 1971, t. III, p. 10.

2 Manuel Romero de Terreros (ed.), Catálogos de las exposiciones de la antigua Academia de San Carlos de México (1850-1898), México, IIE-UNAM, 1963, p. 306, núm. 2.

3 La descripción que trae el catálogo dice: "Vista de Molino del Rey tomada desde Chapultepec, original. A la sombra de unos ahuehuetes dos peones se preparan a tomar el almuerzo que trae una muchachilla; en segundo término se ven algunas figuritas esparcidas, unas llevando leña y otros trabajando con el arado: y cierran el fondo los molinos de San Salvador y del Rey con las ruinas de un acueducto y la cordillera" (ibid., p. 306, núm. 1).

4 Landesio distinguía dos elementos constitutivos en todo paisaje: la localidad y el episodio. La localidad se refería al tipo de entorno (celajes, follaje, terrenos, aguas, edificios), mientras que el episodio describía los diferentes grupos figurativos que le daban escala, interés narrativo y densidad histórica o atractivo "pintoresco" (historia, escenas populares, escenas militares, escenas familiares, retratos y animales); véase Eugenio Landesio, "La pintura general o de paisaje y de perspectiva, en la Academia de San Carlos" (1 866), en Memoria, México, Museo Nacional de Arte, INBA, núm. 4, 1992, pp. 70-79, y en especial la p. 70. La obra de Coto que nos ocupa recibe una breve referencia clasificatoria en este escrito fundamental de Landesio: ".. .dos cuadros del género Bosques, tomados en Chapultepec, con episodio de costumbres" (p. 74).

5 Sobre este monumento puede consultarse el trabajo de María Elena Salas Cuesta (coord.), Molino del Rey: historia de un monumento, México, Instituto Nacional de Antropología e Historia, 1988 (Colección Científica).