Museo Nacional de Arte

Retrato de dama con vestido verde




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Retrato de dama con vestido verde

Arturo Piera

Retrato de dama con vestido verde

Artista: JOSÉ MARÍA ESTRADA   (1810 - 1862)

Fecha: s/f
Técnica: Óleo sobre tela
Tipo de objeto: Pintura
Créditos: Museo Nacional de Arte, INBA Acervo Constitutivo, 1982
Descripción

Descripción

De pie, una joven señora mira al espectador. Su cabello negro, peinado en dos mitades, cubre sus orejas y culmina en un discreto volumen en la parte posterior; la cara redonda y sonrosada muestra una ligera papada. La línea que inicia en la ceja derecha perfila una nariz mediana que compone el rostro, en el que destacan sus ojos negros, que miran a la izquierda, y sus finos labios. Luce un vestido verde con rayas negras de amplio escote de hombro a hombro; las mangas ajustadas terminan en olanes en forma de campana a la altura de los codos. Lleva puestos aretes de oro y brillantes y un collar de perlas de cuyo centro pende un broche en forma de moño con una perla. En cada mano tiene tres anillos adornados con una filigrana en forma de flor. Con la mano derecha sostiene un racimo de flores de plumbago, y con la izquierda un pañuelo que permite marcar el límite del retrato.

Comentario

La obra de José María Estrada asume las características de la pintura de retrato realizada por encargo en apartadas provincias de España, Estados Unidos de América, Chile o Brasil durante el mismo periodo; es la respuesta a un mercado emergente debido a nuevas condiciones políticas y económicas. Estos artistas no tuvieron problemas de creación artística: Todos sus problemas eran de atención de observación, de exactitud de fidelidad, de honradez, y así es como ese pintor llega en sus cuadros a tan extraña veracidad, a tan extravagante realismo, en el cual una breve sonrisa, una mirada momentánea quedó allí en una milagrosa perdurabilidad, en un embalsamado mágico.

Es por ello que este tipo de pintura, más que nacional, es internacional, lo que resulta paradójico si vemos el entusiasmo que provocó su descubrimiento durante la segunda década del siglo xx entre los pintores mexicanos, quienes la consideraban patrimonio moral de la pintura mexicana contemporánea. Esta idea fue la motivación principal para que los pintores Roberto Montenegro, Carlos Orozco Romero y Jesús Reyes Ferreira y el doctor Crispiniano Arce se lanzaran a buscarlos y adquirirlos en pueblos y baratillos tanto en Jalisco como en la ciudad de México; hay referencias de que: "Había un grupo de retratos en Guadalajara, en un estable cimiento de planchado de ropa, todos ellos de Estrada, que después fueron adquiridos por el doctor Crispiniano Arce."

Este entusiasmo por la búsqueda de las raíces del arte nacional puso de moda entre los intelectuales y artistas de la época coleccionar retratos del siglo XIX por lo que se formaron colecciones sin especificar la procedencia de las obras. La circunstancia de que una parte de las obras recopiladas estaban firmadas por José María Estrada y otras por José María Zepeda de Estrada, propició que se reunieran obras que, por el sólo hecho de tener características generales muy similares en cuanto a su manufactura, origen y época de producción, fueron atribuidas a José María Estrada sin más averiguación. Así, durante muchos años, en el Museo Nacional de Arte y en las instituciones que lo precedieron se exhibieron obras plenamente identificadas junto con otras sólo atribuidas para mostrar deficiencias técnicas desde el punto de vista académico. Un ejemplo de esto es el retrato de busto de una señora con vestido de encaje blanco que, según Roberto Montenegro y no obstante que la pintura carece de inscripción, era la esposa del pintor6 basándose en otro retrato de la misma dama que actualmente se encuentra en el Museo Regional de Guadalajara y que tiene al reverso la siguiente inscripción: "Victoriana Solís de Romo, nació en Marzo 28 de 1817 y se retrató de 25 aS [años] de edad el día 8 de Agosto de 1 849 para memoria de mis hijos La retrató José Mª Zepeda de Estrada." Por el parecido suponemos, como Montenegro, que se trata de la misma dama, pero que su autor es el que indica la inscripción y no Estrada.