En la década de los años treinta, Francisco, Cándido, Julio Souza Fernández, Faustino y Pablo del Castillo Cubillo, mejor conocidos como los Hermanos Mayo, reportaron visualmente la guerra civil española. Llegaron a México con los exiliados ibéricos e inmediatamente empezaron a trabajar como fotógrafos de agencia para diversas publicaciones mexicanas. La obra fotográfica de los Hermanos Mayo corresponde tanto a la creación de una conciencia política como a la búsqueda de una obra más personal. En esta imagen fotoperiodística, titulada descriptivamente Obrero muerto y madre, se utiliza un discurso político y propagandístico a la vez. El día primero de mayo, además de ser la conmemoración del trabajador donde se exaltan la lucha y la protesta, tiene un significado simbólico ya que evoca un ritual celebratorio laico en donde la figura del obrero asesinado por la represión sugiere un héroe social caído o un mártir. Su inmolación por la causa obrera y revolucionaria se ha convenido en un ejemplo a seguir. Haciendo alusión a la iconografía mariana de la escena de la Piedad, la madre llora desconsoladamente sobre el cadáver de su hijo mientras toca el rostro exánime; dos personajes más atestiguan el acontecimiento. En este caso, el luto traspasa los límites de la esfera familiar y gracias a los recursos fotográficos se convierte en una expresión pública. Esta imagen, que absorbe elementos de crítica social, fue concebida específicamente para conmover al espectador ya que apela directamente al martirio, al llanto, al dolor y a la sangre. Un conjunto de imágenes de los Hermanos Mayo ingresó al MUNAL gracias a la donación de Manuel García, en el año 2001.
Dafne Cruz Porchini