La escena retrata la herida sufrida por San Ignacio de Loyola en Pamplona.

La composicion dibuja en el primer plano y al centro observamos al Santo malherido, recostado sobre sus caderas y siendo sostenido por la espalda por otro convatiente, al extremo izquierdo de la pieza se observa que otro personaje sotiene la pierna del actor principal.
Al extremo izquierdo de la obra se observa un cañonero, mientras que en segundo plano en la totalidad de la pieza, se desenvuelve la escena bélica compusesta por distintos hombres en armaduras; a la derecha un caballero montando un corcel blanco y sobre el: la imagen de Dios entre las nubes. De acuerdo a la agiología de San Ignacio, esta batalla es el parte aguas dentro de su conversión producida por el cambio de hombre de deseos a hombre de Dios.

Diego de Mendoza pintó en la ciudad de Puebla. Pérez de Salazar registra un documento notarial de 1865 que se refiere a un avalúo de pinturas hecho por él. La escena de la Herida de San Ignacio es, probablemente, una pintura de una serie sobre la vida del santo, copiada de un grabado europeo y procedente de una institucioón jesuita.