Museo Nacional de Arte

Retrato de doña Dolores Tosta de Santa Anna




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Retrato de doña Dolores Tosta de Santa Anna

Retrato de doña Dolores Tosta de Santa Anna

Artista: JUAN CORDERO   (1822 - 1884)

Fecha: 1855
Técnica: Óleo sobre tela
Tipo de objeto: Pintura
Créditos: Museo Nacional de Arte, INBA Donación Arturo Arnaíz y Freg, 1982
Descripción

Imagen localizada en el catálogo de la exposición página 83

Descripción

En un salón de Palacio Nacional y frente a una ventana por la que se aprecia la torre poniente de la catedral metropolitana y el follaje de algunos árboles de la plaza mayor, Dolores posa de pie con la cabeza ligeramente volteada hacia la izquierda eludiendo así la mirada al espectador. El llamativo vestido de seda que porta, en color oro con fondo blanco y ornado con aplicaciones de hojas de camilia, por las que se enredan hilos de perlas, moldea su esbelta figura dejando los hombros al descubierto y marcado el estrecho talle y la diminuta cintura, apenas un poco más gruesa que su cuello, del que prende un collar doble. Una diadema con el águila nacional corona su cabeza, adornada  en la parte posterior  con un elaborado tocado de flores. Los guantes blancos que cubren sus manos y parte de sus brazos se confunden con el tinte níveo de su piel. En la mano izquierda lleva un abanico de plumas y en la derecha un pañuelo bordado.

Comentario

Tal vez en este retrato, como en ningún otro, Cordero manejó con la mayor osadía los contrastes cromáticos entre los coloresprimarios, confriéndoles una brillantez inusual en la pintura académica de esa época, dominada por la paleta suave de la escuela de Pelegrín Clave.En 1854 y 1855, los dos últimos años en los que el general fundiriá como presidente, el joven Cordero, apenas llegado de Europa en 1853, se dio a la tarea de retratar al general y a su esposa.

La "excelentisima señora presidenta", como también se solía nombrar en las celebraciones oficiales o "Dolores Tosata de Satanás", como la llamaba el vulgo, se encuentra rodeada de una atmósfera artifical y sensual. Ningún libro, ninguna insignia religiosa. Los objetos ocupados por por el pintor: el abanico y el pañuelo, constituian objetos femeninos indipensables para la socializacion en bailes, tertulias, y otras reuniones mundanas.

Desconocemos el destino que tuvo el retrato despúes de la intempestiva salida del general en la madrugada de 9 de agosto de 1855. No sabemos si el cuadro viajó con su mensaje y campañado a la pareja en su destierro, en todo caso, Manuel F. Álvarez consigna, sin precisar la fecha, que fue vendido en 3 000 pesos, por lo que pareceiera indicar que la obra qse quedó en México. En 1983 fue donado al MUNAL por el historiador Arturo Arnáiz y Freg.