Imagen localizada en el catálogo de la exposición página 171
Descripción:
"La pasión que [unió a David Alfaro Siqueiros con María Asúnsolo] durante varios años, por lo menos hasta poco antes del casamiento de Siqueiros con Angélica Arenal en 1938, fue avasalladora, arrasadora, absoluta, atormentada y de notoriedad pública", escribe Fabienne Bradu en su semblanza de "la mujer más bella de la capital" en los años treinta. De hecho, Siqueiros fue la primera víctima de una enfermedad que asoló a la capital mexicana, y se conoció con el nombre de "asunsolitis". Si no fue el primer artista en retratarla, sin duda alguna fue el más apasionado.
Carolina Amor expuso estos dos retratos en la Galería de Arte Mexicano cuando aún se ubicaba en la calle de Abraham González, justo después de su conclusión. Siqueiros no había expuesto en la ciudad desde 1932, y esta presentación causó muchos revuelos en los cafés de la capital.
Ambos retratos constituyen un homenaje de Siqueiros a la belleza cálida y misteriosa de María Asúnsolo. Como en otros retratos del periodo, especialmente Retrato de muchacha (1935), Siqueiros hace alarde en María Asúnsolo niña del manejo de luces y sombras para la concreción de volúmenes simples, con los que conforma el rostro de la pequeña María en una actitud que refleja cierto espíritu inquieto e infantil que se ha querido atrapar con la rapidez de la cámara fotográfica. Tanto Retrato de muchacha como María Asúnsolo niña eran frecuentemente ilustrados en la época, mucho más que cualquier obra de contenido político del pintor " (Oles, 1996, p. 171)