Descricpción
El primer plano esta comparmentalizado en dos espacios, el de la derecha lo ocupan dos jinetes, uno triunfante y otro vencido; del lado izquierdo al centro de la composición sobresale el general Porfirio Díaz montado en un caballo tordillo, el general voltea hacia el espectador y con su sable señala que hay que atacar hacia delante, las patas de su caballo han empujado a un soldado enemigo que va cayendo casi sobre otro que ya está en el suelo. Se diferencia claramente el batallón del General Díaz ya que no porta uniforme militar como el ejército enemigo. La guarnición de Díaz se distingue por sus grandes sombreros, paliacates, camisas blancas, algunos una chaquetilla y pantalones holgados algunos con botonaduras. Se lanzan hacia delante persiguiendo al enemigo.
En el plano medio una larga pared de ladrillo, separa este incidente del campo abierto donde asoman las frondas de diversos árboles y plantas, también se observan en la lejanía las cimas de unos cerros por donde se percibe otro regimiento a pie comandado por alguien que cabalga casi al final de la columna. El óleo aplicado cubre las gamas de los ocres
Comentario
La obra está adjudicada a Santiago Hernández, el famoso caricaturista de La Orquesta en tiempos de D. Benito Juárez y Sebastián Lerdo de Tejada, cuando dejó La Orquesta y desde Juan Diego mezcló su labor de caricaturista y de ilustrador haciendo una amplia galería de retratos de los impresores y periodistas contemporáneos. También produjo una serie de libros ilustrados como Hombres ilustres mexicanos (1873). Durante el porfiriato abandonó casi por completo la caricatura política para continuar su labor como ilustrador. Atrás de la obra de marras, se dice que esta obra es ¿Dibujo del ilustrador Santiago Hernández¿. Al investigar la posible publicación de la obra nos encontramos con el libro Apuntes Históricos de la carrera militar del Sr. General Porfirio Díaz Presidente de la República Mexicana por Ignacio M. Escudero (1889) de la Imprenta litográfica Latina, donde aparece esta ilustración, con un monograma que indica que la autoría no es de Santiago Hernández. No se conoce que D. Santiago hubiera levantado la voz contra la persona que supuestamente estaba usando su dibujo para hacer una publicación lisonjera sobre las glorias de Don Porfirio, al marcarla con un monograma éste desconocido artista se adjudicaba su creación. Muy posible la fama del otrora caricaturista, hizo que alguien escribiera, en manuscrito, al reverso de la obra, la leyenda que ha llevado a atribuir la obra a D. Santiago. No era imposible que una obra monocroma, como es el caso, cuya finalidad era de servir de modelo para la impresión del libro se le atribuyera a Hernández ya que había ilustrado varios libros de historia patria. Sin embargo tanto el monograma en la obra impresa como que la firma no corresponde a la de Hernández, nos lleva a descalificar la leyenda que se encuentra detrás de la obra.
La obra de papel que guarda el Museo Nacional de Arte es un raro ejemplar de un dibujo al óleo que serviría de base para la reproducción mecánica de la ilustración en tonos sepia. La manera de reproducir mecánicamente la imagen había crecido y variado enormemente a lo largo del siglo XIX, se contaba no sólo con la litografía en sus diferentes variantes, sino con la cromolitografía y pronto sería posible la impresión fotográfica de la imagen.
La obra original en papel usa los esquemas tradicionales de documentar, para desdoblar la escena, que el autor debió leer no sólo del libro que la acompañaba sino de los diversos testimonios escritos que se tenían sobre las batallas de la segunda independencia ganadas por el Gral Díaz y que en el momento que sucedieron no fueron difundidas, acaso por el celo histórico de Don Benito, que solo admitía la heroicidad de Zaragoza , que a diferencia de Díaz había muerto de tifo el mismo año de su gloria. Así las glorias de Don Porfirio tuvieron que esperar a que éste tuviera el poder y que por medio de los círculos de amigos de Don Porfirio la escena nacional se viera llena de obras litográficas, pictóricas y escultóricas sobre las glorias del General.
El recuento textual habla de que las fuerzas imperialistas dirigidas por Oronoz tenían una fuerza de 2000 hombres perfectamente equipados mientras Díaz contaba con la mitad, por lo que el hábil general tuvo que inventar una estrategia para vencer al ejército imperialista. La diferencia de los uniformes es claramente apuntada por Ruiz en la obra, los soldados vencidos, los imperialistas todos llevan uniforme, mientras los vencedores van cabalgando y no portan uniforme militar como el del General Díaz. Oronoz había salido de Oaxaca en búsqueda de Díaz tan sólo con 1300 elementos -dejando los demás en la ciudad de Oaxaca. Díaz como parte de la estrategia pretendía hacerlo pensar que se encontraba en retirada hacia el sur.
El día 3 de octubre ocupaba el general Díaz la pequeña ciudad de Miahuatlán cuando a las ¿dos de la tarde los exploradores le avisaron, que habían avistado al enemigo que se acercaba a la población . El jefe poniéndose a la cabeza 38 o 40 oficiales que no tenían colocación en las filas, y cuyos caballos se encontraban ensillados, salieron inmediatamente al encuentro del enemigo. Lo siguió Vicente Ramos y su guarnición de caballería. Por otro lado y hacia el camino de de la Sierra de Cuixtla con la infantería, el Coronel Manuel González debería tomar una posición conveniente para sorprender al enemigo , esta se la ofrecía , un foso natural que formaban los cerros de Yoluco y Matadero que le permitía ocultarse a la vista de los imperialistas.
La obra de Ruiz, en el primer plano, destaca el momento donde el general hace una señal con su sable para indicarles a los jinetes ¿el toque alto y frente¿ que en términos militares guía la acción a detenerse y perseguir al enemigo en una dirección. En sus memorias el General escribe ¿que al notar el enemigo nuestro brusco movimiento de frente y flanco, nos lanzó su caballería que fue inmediatamente arrollada y con el impulso se desorganizó su infantería y se volcó uno de sus cañones a la sazón que la nuestra cargaba al sable por la espalda comenzando por apoderarse de todos los caballos de la oficialidad y del cargamento de municiones que habían quedado a la retaguardia, En el último plano, destaca el momento que sale la infantería republicana en perfecto orden de una de las colinas. La victoria de Miahuatlán fue la primeras batalla ganada en la reconquista de la capital de Oaxaca, le siguieron la Carbonera y más tarde la ocupación ya de Oaxaca.
La obra de Ruiz para el libro Apuntes Históricos de la carrera militar del Sr. General Porfirio Díaz Presidente de la República Mexicana por Ignacio M. Escudero (1889) de la Imprenta litográfica Latina, contiene un retrato a caballo del General donde encontramos su firma , en las otras descripciones de las batallas: La Carbonera, El 2 de Abril, y San Lorenzo encontramos sólo un monograma donde se distingue probablemente una P y una R. La obra proviene del Museo Nacional de San Carlos e ingresó al Museo Nacional de Arte en 1982 como parte de su acervo constitutivo.