Museo Nacional de Arte

Ménsula con el emblema de las Artes




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Ménsula con el emblema de las Artes

Ménsula con el emblema de las Artes

Artista: MANUEL TOLSÁ   (1757 - 1816)

Fecha: 1792
Técnica: Yeso patinado
Tipo de objeto: Ornamento
Créditos: Museo Nacional de Arte, INBA
Descripción

Descripción

Esta ménsula de yeso pulimentado está formada por una cornisa estriada y un medallón bifurcado en roleos (esquema genéricamente conocido como cartouche) y arropada por un cortinaje, una hoja de acanto y una venera. Es también una repisa que servía como soporte o base de otras piezas escultóricas. En la tarja oval, realzada por una moldura con hojas de laurel, se ve en relieve un trofeo pendiente donde quedan enlazados, por una cinta anudada con dos moños, los atributos de las "tres nobles artes": la escuadra y el compás, el martillo y el cincel, la paleta y los pinceles y una máscara relacionada con la pintura.

Comentario

"Se fabricaron seis repizas [sic], el año 1792 y las trabajaron ManuelTolsá, Manuel López, Pedro Patiño y Juan Fortis", reza una inscripción en la parte posterior, sellada en la misma capa de yeso, de una de cuatro ménsulas, semejantes a ésta, que conserva el Museo de San Carlos. Es posible que Tolsá haya impuesto a sus discípulos la hechura de estas piezas como una práctica escolar, pero también para mejorar el ornato y decoro de las propias colecciones escultóricas de la Academia. Varias fotografías tomadas a principios de este siglo de lo que fueron las salas de dibujo y modelado en la escuela muestran que en los muros se hallaban colocadas estas ménsulas, funcionando todavía como repisas y exhibiendo los bustos clásicos, las efigies de los prohombres que apoyaban a la institución y otras esculturas de pequeño formato.

  Este trabajo de mobiliario y ornamentación también puede ser un buen ejemplo del empeño del artista valenciano por adiestrar al alumnado de la Academia en el diseño de objetos artesanales y suntuarios: recuérdense los dibujos de piezas de orfebrería, carpintería e iluminación que conserva la escuela, corregidos de su mano o hechos por él mismo para que sirviesen de modelo de copia. Como parte de su credo ilustrado, la preparación del "adornista" tenía también que escolar izar se y Tolsá puso en esto los cimientos al proyectar "un nuevo departamento de Ornamentos", habilitando a los trabajadores manuales en las ventajas, en sus propias palabras, que tenía "el sulfato de cal [...] como estuco o yeso en las paredes y en la decoración de edificios [y en donde también aprenderían] el arte del oro de hoja y dorado en bronce".1 Había en esto otro propósito muy ligado a los intereses de un escultor-arquitecto y que además era muy representativo de los afanes artísticos de su tiempo: el trabajo, a gran escala, del estucado y las aplicaciones metálicas, integrado y complementario de la arquitectura "purista"; todo ello concebido bajo un criterio de unidad espacial, tan característico de los proyectos palaciegos alemanes y franceses. Estas obras cumplían, finalmente, con el propósito, muy ilustrado y regalista, de introducir el "buen gusto" entre el artesanado de la capital del virreinato y, al mismo tiempo, de preparar la mano de obra calificada que haría contrapeso a la importación ilegal de todos estos objetos que, si bien inspirados en el diseño barroco francés o alemán, aquí eran tenidos como toda una novedad artística.

  El uso de la cartela (cartoccio en italiano), que en su forma original era un pergamino desenrollado, terminado en sus extremos en forma rota o curvada, para alojar inscripciones pictóricas, representaba un capítulo aparte en la historia de la ornamentación europea, desde los comienzos del siglo XVI. Aparece tanto en los dibujos heráldicos y el diseño de libros como en la medallística, la platería y las molduras arquitectónicas. El triunfo de estos elementos accesorios en todos los ramos de las artes visuales tendrá lugar en Francia y en el sur de Alemania durante los siglos XVII y XVIII. Entonces se alcanzan a desarrollar múltiples diseños ¿plenos de imaginación y exuberancia¿ en los que se combinan un sinfín de elementos orgánicos con los tectónicos. La escuela de Augsburgo se distinguió por la fantasía con que sus grabadores desarrollaron estos enmarcamientos: Johann Ulrich Krauss2 en los últimos años del siglo XVII y los hermanos Klauber a mediados de la centuria siguiente. Pero los diseñadores franceses también hicieron lo suyo dejando su impronta en la creación de estilos de interiores nombrados según el monarca reinante (de Luis XIV a Luis XVI). Y, desde luego, publicando obras editoriales que resultaron modélicas, como la de Jean Lepautre Trophées médalliques des seigneurs de Rostaig de 1661.

  Sin embargo, uno de los textos especializados en resolver las partes de una decoración palaciega o sacra, combinada con la formulación de elementos simbólicos, y sin duda el que más influyó en lo que hoy se denomina "el estilo Tolsá", fueron los dos volúmenes Trophées militaires et civiles del ingeniero francés Jean Charles De Fosse. En sus láminas se encuentra un apartado de "trofeos" colgantes, análogos a este yeso, referidos ya no sólo al mundo militar (como en su origen en la Roma imperial) sino también a los compuestos por los tradicionales instrumentos eclesiásticos, laborales, científicos, musicales y artísticos. El mismo Tolsá trajo consigo los dos tomos en 1790 a solicitud de Gil, ya que el estilo Luis XVI era adoptado por Carlos IV como el estilo distintivo de su corte. La cartouche aparece repetidamente en otros proyectos tolsasianos; es utilizada para alojar emblemas religiosos o nobiliarios y es la mejor prueba del sentido decorativo que buscaba el artista. Se las ve rematando el tambor de la cúpula de la catedral de México, el retablo de Santo Domingo y el obelisco del sepulcro para el oidor Cosme de Mier y Trespalacios.

En interiores aparecen decorando las puertas de la capilla doméstica del Palacio de Minería.4

  Procede del Museo de San Carlos a donde llegó, a su vez, de las antiguas colecciones de escultura de la Academia. Ingresó al Museo Nacional de Arte durante su reapertura en 1987.