A lo largo del periodo novohispano, el culto a los
santos, a la Virgen y a Cristo se difundió ampliamente, por lo que se pintaron
y tallaron infinidad de imágenes para representarlos. Muchas de ellas cobraron
un fervor especial por los milagros que se les atribuían, y originaron peregrinaciones
hasta las iglesias donde se encontraban. Por otro lado, se creía que, como las
reliquias, al tocarlas transferían el bien y poderes curativos. ¿ El deseo de
estar siempre en presencia de estas imágenes dio como resultado las copias, a
las que se les conocía como "verdaderos retratos" y llevaban consigo
los fieles; eran de pequeño formato y precios económicos; un ejemplo serían las
estampas. El objetivo era obtener lienzos que representaban la imagen para
colocarlos en un templo distante. ¿ Esto fue especialmente común con las
esculturas, como en esta pieza, que representa a san Juan Bautista, al que se le
rendía culto en España y que algún inmigrante mandó copiar, muy posiblemente a
partir de una estampa. ¿ La imagen ostenta una aureola de plata dorada sobre la
cabeza, está vestida con la piel de camello y porta el cordero en los brazos,
estos últimos atributos del santo. Su cuerpo está colocado sobre una peana ésta
a su vez sobre un altar cubierto con un frontal de telas ricas y un mantel de
encaje. El realismo llega a tal grado que se han pintado incluso los floreros
que adornan el altar, la maqueta del nicho y las cortinas que lo enmarcan. ¿ A
ambos lados del altar hay cartelas que refieren la historia de la pieza, la
razón por la que se pintó y el devoto que la encargó. Esta obra ingresó al
MUNAL procedente de I Pinacoteca Virreinal de San Diego en el año 2000.