Imagen localizada en el catálogo de la exposición página 216
Descripción:
"La mayoría de los temas bíblicos tratados por los jóvenes académicos son aleccionadores, trágicos o misteriosos. Sorprende la frecuencia con que se abordaron asuntos relacionados con pugnas de legitimidad y rivalidades afectivas en el seno de la familia (Jacob bendiciendo a los hijos de José, 1855, de Felipe Gutiérrez; Salida de Agar e Ismael para el desierto, 1852, de José Salomé Pina), que incluso terminan por inducir al fratricidio, real o fingido. (La muerte de Abel, 1851, de Santiago Rebull, y Adán encontrando el cuerpo de Abel, 1857, de Gregorio Figueroa; Jacob recibiendo la noticia de la muerte de José, 1856, de Gutiérrez)…
No es casual que Santiago Rebull, en su cuadro de La muerte de Abel (1851), haya hecho adoptar a sus modelos unas poses muy semejantes a las de las esculturas de Dupré. Así, la inmóvil delicadeza de Abel sirve de medida a la feroz desesperación de Caín, presa ya del remordimiento y en actitud de rechazar esa voz acusadora que habrá de perseguirlo por el resto de sus días; detrás de su brazo derecho, alzado como si pretendiese ocultarse o para rechazar la voz que lo taladra, advertimos el horror que lo invade en el resalte de uno de sus ojos, literalmente desorbitado. La lobreguez del cielo tempestuoso que envuelve a los personajes aumenta la sensación de tragedia. Es difícil pensar que los asistentes a la cuarta exposición de la Academia no se hayan estremecido de horror y de compasión al ver aquellas dos figuras, y que algunos de ellos no hayan proyectado la emoción que experimentaban a una reflexión sobre la convulsa circunstancia nacional, supuesto que en los folletos de controversia eran constantes las lamentaciones por las divisiones partidistas y los conflictos de intereses como también las exhortaciones a la unidad, única garantía para alcanzar el engrandecimiento y la prosperidad de la patria. Tal vez algunos de ellos no dejarían de advertir una sutil pero palpable diferencia tonal en la coloración de la piel de los hermanos representados: Caín tiene un subido color moreno que contrasta con la blancura de Abel.
Rebull pudo seguir, en esto, la sugerencia de un modelo previo que estaba depositado en las galerías de la Academia: un par de cuadros enviados desde Roma, a mediados de los años cuarenta, por uno de los estudiantes allí pensionados, Primitivo Miranda. Uno representa a Abel muerto; el otro, a Caín. Si el primero ofrece los mismos rasgos de delicadeza un tanto "afeminada" de los modelos académicos en reposo, se singulariza el segundo por una fiereza verdaderamente atemorizante: es como una fuerza desatada de la naturaleza destructiva, la barbarie en toda su potencia. Y, de nuevo, la albura del Abel contrasta con la atezada piel del Caín. Es posible que en esta diversificación representativa hayan operado, de manera acaso no muy consciente, diferencias de género y de raza muy bien interiorizadas; por lo mismo, es discutible que algún espectador haya podido captar, a su vez, los códigos ideológicos subyacentes, aunque sí experimentase su impacto emocional".
(Ramírez, Fausto, 2000, p. 222-223)
Descripción
Bajo el altar en el que aún arde el fuego en el que Abel ha sacrificado a una oveja como ofrenda a Dios, yace su pálido y delicado cuerpo muerto, con la cabeza echada hacia atrás y los labios y ojos entreabiertos, sobre una piel de cordero que llega a cubrir un extremo de su cadera y la región púbica,. Un fino hilo de sangre corre sobre su frente. A su lado, en el suelo, se encuentra un callado como referencia a su oficio de pastor. Detrás de él, Caín, horrorizado por el asesinato que acaba de cometer, emprende despavorido la huida del lugar del crimen. Su brazo izquierdo extendido y el derecho levantado, la pierna derecha flexionada y su cabellera volando, sugieren la movilidad de su cuerpo acentuada por el paño flotante que cubre con decoro la parte trasera de su cadera. El tono cobrizo de su piel y su vigorosa musculatura contrastan con el níveo y frágil cuerpo de Abel.
El fondo de la escena, logrado a base de colores oscuros, grises, sepias y ocres, el paisaje montañoso y el horizonte en penumbras, contribuyen a conferir a la pintura del dramatismo necesario al argumento. Tanto la verticalidad del formato como el tamaño de la figura de Caín parecen dotar a éste último de un mayor protagonismo en el cuadro.
Comentario
En la semblanza escrita por Revilla a la muerte del artista en 1902, el autor solo vio sus dos primeras obras originales sendas academicas que anunciaban habilidad de Rebull para el dibujo al desnudo, sin ninguna implicación temática o simbólica y esta lectura es la que privó en la historiografia no sólo sobre estas obras, sino sobre todas la producción de temática bíblica de la escuela de Clavé hasta las ultimas décadas del siglo XX.
En esta obra, que le valió a Santiago Rebull una beca para estudiar como pensionado de la Academia de San Lucas en Roma, el pintor retrata el momento inmediatamente posterior al asesinato de Abel, el justo instante en que su hermano Caín huye al darse cuenta de lo que acaba de perpetrar. El artista incursionó de manera importante en el género de la pintura de historia, sobre todo abordando escenas del Antiguo Testamento. Los temas bíblicos, tanto suyos como de otros estudiantes académicos, se convirtieron en alegorías que establecieron paralelismos con la situación política de la todavía convulsa República Mexicana. ¿ Como ya lo han expresado algunos especialistas, esta obra puede tratarse de una alusión a los enfrentamientos y las guerras libradas en ese momento entre liberales y conservadores, cuando alcanzaban su punto más álgido hacia mediados del siglo XIX. ¿ Las inclinaciones conservadoras de los alumnos encontraban, a partir de estas escenas, una manera de manifestar sus inquietudes y preocupaciones por un México que desde su independencia no había descansado de las luchas entre ambos grupos. ¿ El óleo se exhibió en la IV Exposición de la Academia en 1851, donde Rebull obtuvo el primer lugar de la clase de composición de dos figuras, así como la ya mencionada beca para estudiar pintura en Europa. Forma parte del MUNAL desde su constitución en 1982.