Museo Nacional de Arte

Los desposorios de la Virgen y san José




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Los desposorios de la Virgen y san José

Fotografía: David Álvarez Lopezlena Retoque fotográfico: Perla Godinez Castillo

Los desposorios de la Virgen y san José

Artista: CRISTÓBAL DE VILLALPANDO   (ca. 1649 - 1714)

Fecha: ca. 1705-1714
Técnica: Óleo sobre tela
Tipo de objeto: Pintura
Créditos: Museo Nacional de Arte, INBA Transferencia, 2000. ExPinacoteca Virreinal de San Diego.
Descripción

Ana Paulina Gámez Martínez GUÍA MUSEO NACIONAL DE ARTE Página 64
En Nueva España, como en muchos otros territorios de la corona española, los temas marianos, sean advocaciones o escenas de la vida de María, cobraron mucha importancia debido a la Contrarreforma, que defendía la figura de la Virgen de los ataques de los protestantes. Los pasajes de la vida de la madre de Dios que están directamente relacionados con la de Cristo se narran en los evangelios canónigos, como la anunciación o la visitación; pero muchos otros sólo se refieren en los evangelios apócrifos, tal sería el caso de los desposorios. Estas dos piezas, de idéntico formato, pertenecieron a una serie de la vida de la Virgen, cuyo objetivo didáctico era recordar a la madre de Dios. Durante el virreinato era común que los pintores recurrieran a modelos para resolver sus obras, sobre todo si se trataba de temas religiosos, lo que además facilitaba la transmisión de ideas a los fieles, principal objetivo de la pintura religiosa. Estos modelos podían ser grabados o pinturas antiguas, cuyo uso garantizaba, entre otras cosas, la propiedad y corrección iconográfica, evitando desviaciones de la norma doctrinal. De tal manera vemos cómo Villalpando sigue los mismos esquemas que en su momento adoptaron Luis Juárez y Sebastián López de Arteaga para representar estos temas. A pesar de las restricciones creativas que suponía el uso de modelos en la resolución de las obras, los pintores tenían el suficiente margen para imprimir un sello personal a su trabajo. Así vemos cómo el estilo personal de Villalpando rescata de la tradición el gusto por los detalles, los contrastes lumínicos y la suavidad en los rostros; pero aporta el gusto por las formas más expresivas y vivaces, conseguidas por una pincelada suelta. Estas obras ingresaron al MUNAL procedentes de la Pinacoteca Virreinal de San Diego en el año 2000.